Supongo que como todos los niños, mi hijo tiene temporadas en las que algún tema capta completamente su interés.
En su caso esto ocurre de una forma muy intensa.
Casi se podría decir que se vuelve un "experto" en el tema.
Busca en internet fotos y vídeos con tutoriales sobre cosas sorprendentes relacionadas con la cuestión que sea.
Analiza sus búsquedas al detalle, fijándose en cosas que me sorprende que pueda haber visto.
A veces coge
su cuaderno y copia frases o dibuja cosas que le llaman la atención. Otras veces simplemente retiene en su cabeza, memoriza, saca conclusiones...
Nunca he intentado parar eso.
Me emociona ver su entusiasmo por aprender.
No sé si sus temas serán muy comunes, pero para él se vuelven de lo más importante.
Una de sus pasiones (que continúa hoy, aunque de una forma mucho más relajada) fue el billar.
Se dedicó a ver vídeos de trucos y jugadas "imposibles", a conocer diferentes formas de jugar, incluso a buscar información sobre la fabricación y venta de mesas, bolas y demás accesorios.
Todo esto lo buscaba él solo y retenía información de una manera increíble.
Fue feliz cuando consiguió que le comprásemos su mini pool (una mesa de billar pequeña que ponemos sobre la mesa de centro del salón). Entonces se puso a recrear escenas que había visto en los vídeos y la imitación era perfecta, sin tenerlo a la vista, cada cosa y cada jugada estaba reproducida al milímetro.
Comenzó a intentar trucos, a calcular ángulos y trayectorias y a mejorar mucho sus tiradas.
Otra de sus pasiones han sido los móviles, tablets, etc.
Ha visto tutoriales de todo tipo, incluso de programación o soluciones de problemas técnicos (básicamente en castellano, pero si se terciaba se los veía en inglés o en el idioma que fuera).
Llegó a conocer marcas, modelos y las diferencias entre ellos. Diferencias de prestaciones, de servicios e incluso de cosas tan insignificantes como que tal cosa aparece de un color en un modelo y del mismo color pero otro tono, en otro modelo.
Nos enseñó cosas de nuestros móviles que ni sabíamos que existían.
Cuando estaba todavía muy interesado en ese tema, cayó en la cuenta de que cambiando el idioma de su tablet podía aprender cómo se decía cada servicio, aplicación, herramienta, etc. en montones de idiomas diferentes.
Así pasó días con el polaco, el portugués... no sé si llegó a pasar por todos. De aquí viene lo del italiano que comenté en
esta entrada.
Ahora está empezando a interesarse por las marcas de coches. Aunque en los días que pasamos en España vio bastante tele y, que nadie me pregunte por qué, los anuncios de las compañías de seguros le están haciendo la competencia a eso de los coches.
Normalmente no me gusta contar cosas muy privadas sobre él, pero realmente me encanta ver sus ansias de aprender cuando algo le interesa de verdad.
Y, por otro lado, me he dado cuenta de la importancia de dejar y apoyar a los niños con sus propios intereses, por raros o absurdos que le parezcan a alguien, porque los aprendizajes pueden ser muchísimos.