Las tarjetas siempre han sido un recurso que nos ha ido muy bien para trabajar diferentes temas. Se pueden usar como material manipulativo (estupendas para los niños que aprenden "tocando y haciendo"), son fáciles de hacer (e incluso hay muchas en internet listas para imprimir), son una buena alternativa a escribir (hay niños a los que no les gusta nada escribir) y además se pueden usar de muchas formas y combinarlas con otros materiales, lo que da lugar a actividades muy variadas que evitan la monotonía.
Hace algunos años comencé a hacer para B las tarjetas de números. Las primeras que hice fueron las unidades y decenas. Podéis ver
aquí cómo las usábamos entonces (ya no tenemos tapones, qué recuerdos... quienes nos seguís desde el blog anterior sabéis que hacíamos muchas actividades con tapones) y en
esta otra entrada todavía seguíamos con ellas.
Pasó el tiempo y preparé también las tarjetas de las centenas. Y aquí paré, pensé que B tenía ya dominado el tema de la composición y descomposición de números, pero el otro día pude ver que le costaba con cantidades mucho más altas. Así es que me puse con ello y añadí las unidades de millar y decenas de millar.
No son muy complicadas de hacer, sólo hay que tener en cuenta que los espacios coincidan cuando ponemos unas sobre otras para formar un número.
Las imprimo en blanco y luego las coloreo a mano (así ahorro un poco de tinta).
Cada grupo tiene nueve tarjetas (10, 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80 y 90, etc.) y tienen colores diferentes. Elegir un color u otro da lo mismo, pero si tenéis otros materiales para trabajar la numeración sí que es importante respetar el mismo código de colores para que los niños no se confundan.
Se pueden usar para muchas cosas, aunque mi objetivo principal es usarlas para la composición y descomposición de números. En ejercicios de este tipo:
Saber componer y descomponer números ayuda a la hora de hacer y entender ciertas operaciones y también facilita el cálculo mental.
Entonces, con el ejemplo del libro, formaríamos el número con las tarjetas correspondientes y podríamos descomponerlo con mucha facilidad (o la operación contraria, componerlo).
Animada como estaba preparando tarjetas, me puse también con los números romanos. Con estos lo hice muy, pero que muy simple: un folio azul para darle un poco de color y tarjetitas con las letras (varias de cada).
Las usamos junto con las de los otros números y así aprovechamos todo.
En
esta entrada de Meninheira tenemos una propuesta de actividad que nosotros hemos hecho usando también las dos clases de tarjetas.
Ella tiene un imprimible de los números romanos que tiene muy buena pinta (este en concreto no lo conozco, pero sí tenemos otros de ella y nos encantan) y que ya he visto que lo han usado otras familias de algunos de los blogs que sigo.
Nosotros de momento estamos empezando así.
Y para completar el tema, deciros que se pueden encontrar diferentes juegos on line sobre números romanos y en
este enlace de actividades relacionadas hay algunas para colorear, unir puntos o diseñar un reloj que creo que a B le pueden gustar.