Pronto terminarán estos días de descanso para mi hijo y comenzaremos con el segundo trimestre, para el que ya hay varios proyectos a la vista.
Estoy encantada con la forma de trabajar este curso, que además nos permite tener cierta flexibilidad para cambiar sobre la marcha lo que haga falta.
Estamos aun a medias con el proyecto de los animales vertebrados.
Por cada bloque temático, mi hijo estudia en su libro de texto y después hace actividades relacionadas. Todo lo aprendido lo va recogiendo en un lapbook.
Al pricipio, la idea era que cada grupo animal tuviese una zona del lapbook que incluyera, entre otras cosas, un mini-libro con las características de cada uno. Pero he decidio cambiarlo después de darme cuenta de que el aprovechamiento didáctico va a ser mayor si tiene a la vista toda esa información junta para poder hacer comparaciones. Por eso, ahora la parte central del lapbook va a ser un simple folio (sin sobres, ni solapas) con cinco cuadros en los que va escribiendo las características de cada grupo, al estar todo junto y a la vista, podrá encontrar con facilidad las semejanzas y diferencias entre grupos de animales.
Os cuento todo esto porque, a raíz de ese cambio en el lapbook y ese folio central, me he dado cuenta de que mi niño se involucra en la elaboración de los lapbooks y se emociona abriendo y cerrando cada cosa que hay dentro. Pero después, como material educativo para estudiar, ya no le llama tanto la atención eso de abrir sobrecitos o solapas y retiene mejor los conceptos cuando los tiene a la vista en hojas normales y lo único que tiene que hacer es mirar o leer.
En
esta entrada, Sylvia nos cuenta cómo su hijo fue dejando los lapbooks como método para plasmar sus proyectos y comenzó con el notebook.
Esta otra forma es la que quiero pobar con mi hijo, aunque quizá dependa mucho también del tema que se trabaje, si es más lúdico o más académico, por ejemplo, con más o menos contenido, etc.
Para entendernos entre nosotras, el notebook sería algo así como un cuaderno de anotaciones o apuntes. Pero nada que ver con aquellas clases universitarias en las que cogíamos apuntes como locas, a toda prisa, intentando recoger todas las palabras que iba diciendo el profesor de turno.
En este caso, se trata de que el niño plasme la información que va recogiendo de diferentes fuentes y quede a la vista, redactada y acompañada de lo que surja. De esta forma se convierte en algo personal y creativo porque no sólo tiene que haber texto, puede haber dibujos, esquemas, mapas, fotos, pegatinas... lo que cada uno quiera.
La diferencia con el lapbook sería que el formato es tipo cuaderno u hojas que se archivan y que todo está a la vista y "extendido" o desarrollado sobre tantas páginas como hagan falta.
A veces, incluso se puede añadir algún elemento en la hoja de los típicos del lapbook.
Las hojas, por su parte, pueden ser blancas, de colores, de líneas, de cuadros.... vacías, con formatos para rellenar, pre-diseñadas...
Si buscáis en internet, encontraréis muchos ejemplos, casi todo en inglés, incluso páginas ya listas para imprimir.
Mi hijo no está preparado ahora para redactar una página por su cuenta, pero como esto es creatividad pura y se puede hacer de mil formas, para él funciona mejor el sistema de textos para completar, preguntas y respuestas, o rellenar esquemas con conceptos que ya ha aprendido.
En
este enlace podéis ver ejemplos con fotos de todo lo que os he contado. Y
aquí también hay mucho para ver.
¿Vuestros hijos ya trabajan así?
¿Qué sistema os gusta más? ¿Lapbook o notebook?