7 de abril de 2022

Desmotivado


Conté en esta entrada que B lleva una temporada desmotivado en sus actividades.

Su aburrimiento y desgana nos llevó a discutir alguna vez y llegué a la conclusión de que no merecía la pena aprender en un mal ambiente.
Así, empecé a quitarle tareas y dejar solo mis imprescindibles (matemáticas, lengua, religión y los idiomas) y los proyectos pedidos por él.
 
Más tarde me encontré con que la forma de enfocar lengua y matemáticas tampoco le interesaban y empecé a "romperme la cabeza" para encontrar otras formas más entretenidas que al principio parecieron funcionar, pero al pasar el tiempo tampoco resultaban.
Mi frustración era grande porque yo invertía demasiado tiempo en preparar cosas que no funcionaban.

Me llevé una gran sorpresa cuando dejaron de interesarle sus propios proyectos, las cosas que él había pedido aprender porque quería saber sobre ellas.

Nos sentamos a hablar seriamente un día porque yo ya no sabía qué ofrecerle ni cómo.
Quería escuchar sus motivos, sus necesidades, alguna pista...

Me dijo claramente que no quería hacer nada.
Le fui enumerando las actividades que habíamos tenido hasta ese momento y a todo dijo que no, que ya no quería seguir porque no le interesaba.
No quería leer más, no quería escribir, no quería dibujar, recortar o pegar, no quería memorizar, no quería traducir, no quería calcular, no quería ver vídeos educativos, no quería apuntarse a ningún curso...
Todo le parecía una pérdida de tiempo y cosas que, según él, no sirven para nada en la vida.
Le pedí, a cambio, que me dijese qué tipo de tareas o actividades proponía a cambio.
Y la respuesta fue nada.
 
Su plan era levantarse y no hacer nada hasta después de comer, que es cuando le dejamos usar pantallas para su ocio.
 
Desde entonces he reducido sus actividades dirigidas al mínimo.
 
Ahora estamos con unos días de vacaciones, pero a la vuelta es urgente cambiar todo esto. 

Siempre he intentado respetar sus intereses y buscar la manera de motivarle con los contenidos y materiales.
Me he complicado mucho la vida preparando cosas para él, pero lo daba por bueno si así aprendía con ganas. Porque si no, no tenía mucho sentido.
Pero no hacer nada no es una opción.

Como decía, después de estos días de descanso voy a tomar las riendas de todo y a dirigir más las cosas a la espera de que él vuelva a tomar en serio su aprendizaje, vuelva a hacer propuestas y decida qué le motiva.
Mientras tanto yo decido por él, es mi responsabilidad y para mí no cabe dejarle sin hacer nada.
 
Veremos cómo va avanzando todo esto.
 
 




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