Hay personas a las que no les gusta nada escribir. E incluso a quienes sí nos gusta, tampoco nos apetece pasarnos horas escribiendo (sobretodo si son cosas que otros nos mandan escribir).
A mi hijo no le gusta escribir demasiado, sólo lo justo.
Nos regalaron un libro de comprensión lectora, con textos variados de una o dos páginas y una serie de preguntas sobre cada lectura, para ver si has entendido todo bien.
B ha respondido muchas veces por escrito a estas cuestiones, pero hay momentos en los que cambiamos la dinámica de las actividades y la idea es que no pase más tiempo del necesario escribiendo.
Porque hay cosas que se pueden hablar y no es imprescindible escribirlas.
Podemos leer, preguntar y responder, sin necesidad de coger un lápiz.
Este libro que usamos está bastante bien, pero no es obligatorio usar un libro de comprensión lectora para practicar la comprensión lectora...
Se puede usar cualquier buen libro que tengamos en casa, leer y recurrir a la narración para comprobar que se ha entendido la lectura o (más interesante) para ver qué ha entendido cada uno.
En este enlace del blog Orca encontramos propuestas de narración variadas, es una manera de no caer en la monotonía de hacer siempre lo mismo.
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