4 de junio de 2020

Otras cosas que contar


Nos habla Paloma, en su segundo boletín de Paideia en familia, sobre el homeschooling minimalista.
Tengo pendiente escribir sobre el boletín cuando termine de leerlo, pero justamente la lectura de ayer me hizo pensar en ese minimalismo en el cual nosotros estamos entrando desde hace unos pocos meses.
A medida que B se hace mayor sentimos la necesidad de simplificar en cuanto a nuevos materiales o maneras muy vistosas de hacer las cosas y acercarnos al aprendizaje diario. Ya no invento tanto como antes ni imprimo tanto, reutilizo materiales antiguos adaptándolos y en este tiempo recurro más de una vez a recursos más tradicionales y quizá menos creativos.

Una buena parte de las entradas de este blog están dedicadas a compartir nuestras actividades o enlaces a ideas que me parecen interesantes. Esto no quiere decir que en nuestro día a día todo son experimentos, juegos, imprimibles y actividades llenas de color, movimiento y dinamismo.
También hay escritura, cuadernos, libros y ejercicios... Mi hijo no da saltos de alegría con todo lo que le propongo, a veces hay tareas que le parecen aburridas y hay cosas que le gustan más que otras.

Nunca he pretendido mostrar una realidad falsa en el blog ni hacer creer que nos pasamos el día haciendo actividades "molonas".
Simplemente comparto aquello que creo que puede ser útil o inspirador. Si yo cuento que mi hijo resolvió ayer tres problemas de matemáticas y escribió una redacción de varias líneas, no sé si esto le puede inspirar a alguien para algo porque son cosas que ya hacemos todas sin que nadie nos las tenga que contar y seguramente no escribiré sobre ello... o no lo haría en otras circunstancias.

Pero precisamente ahora que el aprendizaje se está simplificando en métodos y en materiales puede ser una buena ocasión para hablar de todas esas cosas tan sencillas que ocurren cada día, una manera de acompañarnos en lo más cotidiano para recordarnos que no nos pasamos el día haciendo cosas demasiado extraordinarias o creativas, que a veces nos aburrimos, que a veces no tenemos ganas, que a veces nos frustramos... pero también que una buena parte del aprendizaje se produce con tareas muy tradicionales y simples. Que a veces aprendemos jugando en el suelo y otras veces aprendemos con un libro sobre una mesa, que a veces usamos las regletas para comprender matemáticas y otras veces calculamos multiplicaciones en una hoja de papel.

Por aquí no somos modelos para una foto perfecta, la mesa está llena muchas veces de cosas revueltas y desordenadas. Y más de una vez aparecen borrones en las hojas de escritura, líneas torcidas y títulos mal dibujados.
Si nunca escribo sobre ello no es porque quiera esconderlo, es porque creo que ya se da por supuesto y además hasta ahora no veía que aportara mucho. Pero ya que entramos en un homeschooling más sencillo, puede que comience a contar por aquí un poco de nuestra cotidianidad y simpleza.
Cada vez hay menos ideas creativas que compartir, pero sí me quedan todavía muchas reflexiones, confidencias y desahogos.




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