29 de mayo de 2019

Tras los pasos de Erik el Rojo


Dentro de nuestro rato semanal para conocer países, hemos hecho la última parada en Escandinavia y ha sido muy buena ocasión para tocar algo de historia que tuviera relación. Así es que nos hemos adentrado en el mundo de los vikingos y hemos estado leyendo más concretamente sobre Erik el Rojo y su familia.

Con varios mapas delante para seguir las rutas de estos grandes navegantes, hemos completado con un capítulo del libro Exploraciones y Descubrimientos (editorial Parramón) y la unidad didáctica Grandes Viajeros (que se puede descargar aquí).

B ha disfrutado leyendo, como si fuera un libro de aventuras, y queda demostrado que para él esta es la forma más amena de aprender historia.
Cualquier ocasión o circunstancia que nos llame la atención se puede ligar muy fácilmente a algún acontecimiento histórico. Por poco que nos pongamos a investigar sobre algo, todo es historia.

Y no sólo eso, también salen cuestiones que podrían llamarse "de otras asignaturas", pero es que al final todo está relacionado y muchas veces es artificial separar el aprendizaje por materias.
Leyendo información sobre los drakkar (los barcos vikingos) hemos visto que medían 35 metros de eslora.
¿Cuántos centímetros son 35 metros?
Si una baldosa del suelo de mi casa mide 45 cm ¿cuántas baldosas ocuparía un drakkar? Pues vamos a contarlas, a ver hasta dónde llegamos... pero se acabó nuestra casa y no habíamos terminado... así podemos imaginar lo grandes que eran.

También nos ha llamado la atención la hija de Erik el Rojo. Siempre nos imaginamos a los hombres como los grandes viajeros y guerreros y resulta que esta mujer fue también una valerosa navegante que no tuvo ningún reparo en mandar matar a los comerciantes que habían ocupado el pueblo fundado por su hermano y después robar sus barcos. No es que nos parezca bien esta hazaña, pero sin duda rompe con la imagen que tenemos en la cabeza.

¿Más cosas relacionadas? Conocer Groenlandia, conocer Islandia, las partes de un barco, las rutas comerciales, los productos que compraban y vendían...
Y también confirmar que Cristóbal Colón no fue el primero en llegar a América, como ya sabíamos. Leiv (o Leif), el hijo mayor de Erik el Rojo, ya estuvo por allí muchos años antes.

Ahora sería interesante empezar a registrar lo que vamos aprendiendo en algún tipo de línea del tiempo.
Poca cosa, un apunte resumido en una frase.
Podrían ser tarjetas enganchadas en una cuerda en la pared, de tal forma que vamos añadiendo en el orden que corresponda porque no siempre aprendemos sobre historia de manera cronológica. Pero no me termina de convenecer el tener tantas cosas por medio.
También he visto este otro método en plan cuaderno de siglos que quedaría recogido.
El primero es más visual, el segundo es más práctico. Lo pensaremos.


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