Hemos leído una pequeña biografía de Alan Turing en el libro de inglés.
Alan era un niño apasionado por las matemáticas y le gustaba pasar su tiempo resolviendo puzzles y códigos secretos.
Por este motivo, sus profesores del instituto estaban descontentos con él. Pensaban que perdía el tiempo con esas aficiones y que debía dedicarse más al resto de materias.
Hoy en día Alan Turing es conocido como "el padre" de la ciencia computacional, precursor de la informática moderna y pionero en el campo de la inteligencia artificial. Además de ayudar a descifrar el famoso Código Enigma.
Sin duda, todo el tiempo que dedicó a esas aficiones tan poco comprendidas tuvieron mucho que ver en sus posteriores investigaciones y trabajos, en sus talentos.
Esta historia me ha llevado a pensar en la importancia de permitir a los niños seguir sus intereses y preguntarme si realmente lo hacemos.
Y no sólo a nivel colegios o maestros, sino en general. Las familias que educamos en casa no estamos libres de caer en errores.
¿De verdad dejamos a nuestros hijos seguir sus intereses? ¿Siempre?
Hay intereses muy comunes y valorados. ¿Pero qué pasa cuando a nuestro hijo le interesa algo que no es lo habitual en la mayoría de los niños? ¿Qué pasa si dedica gran parte de su tiempo a algo "raro" (poco común)?
Le damos mucha importancia a ser aceptado por los demás y eso implica muchas veces no destacar, diluirse en el grupo para pasar desapercibido y no quedar en evidencia, aunque eso signifique casi desaparecer.
Yo tengo un hijo con intereses, a veces, poco habituales. He escrito sobre ello antes.
Tengo un hijo que puede centrar su atención durante mucho tiempo seguido en algo que le interesa mucho, muchas horas al día, muchos días al mes.
No voy a decir que mi hijo será algún día una especie de Alan Turing gracias a que yo no le impedí dedicar su tiempo a las cosas que le gustaban, por extrañas que fuesen. Sólo Dios lo sabe.
Pero lo importante no es si nuestros hijos llegarán a ser genios en eso que les apasiona ahora. Puede que no y ese no es el objetivo.
Lo importante es que están dirigiendo su aprendizaje, eligiendo a qué quieren dedicar su tiempo y su esfuerzo y cuáles son los temas que quieren conocer.
Y puedo asegurar, porque lo vivo con él, que no hay aprendizajes que se interioricen con tanta fuerza como esos.
Uf, seguir los intereses es creo uno de los retos más complicados de la educación en casa. Es muy fácil dejar a tu hijo seguir sus intereses cuando son intereses como tú dices, comunes o incluso aceptados o "inteligentes". ¡Qué fácil cuando le interesa la lectura, las mates, las ciencias, o incluso la música o el dibujo! Pero la cosa empieza a complicarse cuando no solo le interesan cosas "poco comunes" si no, cuando le interesan cosas poco "aceptados" como por ejemplo el tema de las guerras que yo mencioné una vez en una entrada. http://orca-alce.blogspot.com/2010/11/respetando-los-intereses.html ¿Qué hacer cuando a tu hijo le gustan las armas por ejemplo? ¿Qué hacer cuando le gustan los video juegos y encima violentos? ¿Qué hacer cuando le interesa la religión justamente contraria a la que se sigue en casa? Los intereses de los niños no siempre son los que nos gustan y es entonces cuando nos ponen a prueba. ¿Dónde está el límite entre "redirigir un interés que podría ser peligroso o negativo" y "aceptar un interés que a nosotros no nos gusta" ? ¿Si a un niño le gusta todo lo relacionado con la muerte y después se hace uno de los mejores médicos forenses o al contrario después se convierte en asesino???? quizás un poco extremo, pero quién sabe. ¿Cómo saber si este interés acabará bien o mal? ¿Si a un niño le gustan las armas y después inventa un arma que solo paraliza, no daña o acaba con las armas en el mundo... o al contrario después inventa el arma más mortal que pueda haber??? Lo malo es no poder mirar en el futuro y saber adónde este interés poco común o rozando lo peligroso o negativo pueda llevar. Además todos queremos "lo mejor" para nuestros hijos. Nosotros sabemos que hay intereses "difíciles" económicamente. Queremos que se ganan bien la vida, queremos que lo tendrán fácil para seguir adelante y encontrar trabajo. El mundo artístico a veces ya nos da miedo porque sabemos que no es un mundo fácil para seguir adelante. Puede ser un mundo muy cruel y no sería el primer artista joven lleno de ilusiones que se hunde. Queremos ahorrar estos disgustos a nuestros hijos y a veces nos perdemos de vista que ser feliz puede ser más importante que "ganarse bien la vida". Un tema muy interesante y muy difícil en nuestro mundo competitivo.......
ResponderEliminarQué interesante debate.
EliminarPor eso mismo yo creo, y ya lo he comentado alguna vez, que es imposible no intervenir.
Si ya es difícil asumir que se tiene un hijo raro (perdonadme por la palabra, pero creo que es la que mejor transmite lo que quiero decir) imagínate si a nuestro hijo le da por algo contrario a nuestros valores y creencias.
Por este tipo de cosas, no me creo esa imagen perfecta de "yo respeto siempre sus intereses" o "yo siempre le dejo libertad" o "yo no le programo nada y es él quien elige todo"... Puede que en algún caso sea así, pero estoy convencida de que en la mayoría de las familias se redirige de alguna forma si surge alguno de los conflictos que tú mencionas.
Además de lo que puede asustar ver a tu hijo mirando el mismo vídeo una vez y otra... durante decenas y decenas de veces (afortunadamente, repartidas en distintos días) y ponerte a pensar si será bueno para su salud mental, jejeje
Pero aparte de esto, sí que veo que son los aprendizajes que retienen con más fuerza.