Esto de la foto es lo que le puse a B en una educaja (o edubandeja, como yo les llamo).
Después de hacer una ficha sobre el teatro, mi idea era que escribiera un pequeño texto en forma de diálogo teatral y para ello le entregué los personajes (varios de sus mini-muñecos) y las tarjetas de cuentos para elegir algunas que le ayudasen en el hilo conductor de su historia.
Estas tarjetas para inventar cuentos ya las tenemos desde hace tiempo (ver aquí) y me parece interesante aprovechar el material de otros años para adaptarlo a diferentes actividades o edades. No es necesario estar haciendo material nuevo todo el tiempo.
Tanto se metió B en su obra teatral, que lo que iba a ser un pequeño texto terminó siendo una historia completa que le ocupó bastante tiempo, pero no quería parar hasta terminarla.
Esto hizo que varias actividades programadas para ese día tuvieran que pasar al día siguiente. Es una de las ventajas del homeschooling: no tenemos programas ni horarios que cumplir de una forma estricta y podemos modificar cuando surgen otras cosas.
Me parece muy importante no interrumpir a los niños cuando están entusiasmados con una actividad y no quieren parar, es absurdo cortarles porque "el horario dice que hay que pasar a otra cosa". Es como cortar el aprendizaje a medias. Si lo hacemos, seguro que otro día ya no existe la misma motivación y el interés quedaría perdido.
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