1 de agosto de 2019

Algodón teñido


Agua, colorantes, vasitos, pajitas para remover, una pipeta, discos de algodón y... a crear.

Para la vuelta de las vacaciones tengo ya pensadas muchas cosas. Una de ellas es que las actividades de expresión artística se van a parecer mucho a los experimentos, de hecho yo las considero experimentos sensoriales.
Se trata de propuestas muy abiertas en las que B va a ser libre de crear como quiera a partir de diferentes materiales, técnicas y soportes.
Nosotros no estudiamos el arte en el sentido tradicional de aprender sobre épocas y pintores (a no ser que surja o él lo pida, como ya nos pasó con Picasso) ni tiene sentido pedirle tareas muy cerradas porque ya está comprobado que la motivación baja a cero. Pero sí veo importante tener oportunidades de expresarse y experimentar con colores y materiales y la opción de dejarle crear libremente.

Cuando B era más pequeño siempre le machacaron mucho con que dibujaba y coloreaba mal y eso se quedó grabado en él. Con este tipo de actividades, en las que no tiene que copiar ni imitar ni reproducir nada concreto, aumenta su motivación y autoestima porque sus creaciones sólo tienen que gustarle a él mismo, no hay comparaciones ni juicios.


Después de dejarlos secar, le pregunté qué quería hacer con los algodones. Le propuse hacer algún tipo de carrusel o guirnalda, pero no le interesó nada de eso. Estuvo separando los algodones en dos capas para ver cómo habían quedado teñidos por dentro y por debajo y vio que habían salido diferentes mezclas de colores.
Más tarde los usó para formar diferentes figuras sobre su mesa.
Y después ya no les ha vuelto a prestar atención, supongo que acabará tirándolos.
Arte efímero.


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