Cada vez estoy más convencida de que aprender por proyectos es una de las mejores maneras de aprender.
Lo ideal es que los proyectos los elija el propio niño, pero a veces encontramos propuestas bastante interesantes que merece la pena introducir en las actividades programadas, aunque no surjan de un interés personal y vengan dirigidas desde fuera.
No se trata de obligar, sino de proponer.
Esto me pasó con una tarea sugerida en el libro de inglés.
Me pareció muy completa porque tocaba más materias aparte del idioma y de esta forma integramos la lengua como algo más natural, relacionándola con otras tareas y no como algo aislado.
Dentro del tema de los dispositivos electrónicos, le pedían hacer una pequeña investigación sobre su frecuencia de uso.
Así es que se puso con ello.
Redactó las preguntas y opciones de respuesta que necesitaba para obtener sus datos.
Después eligió a qué personas iba a hacer su encuesta.
Cuando le devolvieron las respuestas, diseñó unas tablas en las que anotó los datos.
Y, por último, elaboró un gráfico de barras mostrando los resultados.
Ha sido una actividad muy completa.
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